
Bolsillos flacos, comercios vacíos
La desaceleración de la inflación esconde una caída histórica del consumo en 9 de Julio ...
La desaceleración de la inflación esconde una caída histórica del consumo en 9 de Julio
Por Redacción Semanario Extra
Uno de los principales argumentos de campaña de La Libertad Avanza (LLA) rumbo a las elecciones legislativas de noviembre es el freno a la inflación. Sin embargo, detrás de esa bandera estadística se esconde una realidad que se siente con fuerza en las calles de 9 de Julio: la brutal caída del consumo, que comerciantes y vecinos ya califican como «histórica».
“Es cierto que los precios suben menos, pero también es cierto que casi nadie compra”, dice María, dueña de un local de ropa en la calle Mitre. “Tenemos stock desde julio, y no hay movimiento. Ni siquiera en fechas clave o fines de semana largos.”
Consumo desplomado: la otra cara de la inflación
A nivel nacional, el INDEC confirmó que la inflación de septiembre fue del 2,1%, marcando una nueva desaceleración en el índice general de precios. El Gobierno celebró el dato como un triunfo de su política de ajuste y estabilización, y lo integró rápidamente al discurso de campaña de La Libertad Avanza. Sin embargo, esa estadística nacional contrasta con una realidad palpable en ciudades del interior como 9 de Julio, donde el freno inflacionario no se traduce en alivio, sino en una profunda contracción del consumo.
En los barrios de 9 de Julio, el panorama es grave: Supermercados, ferreterías, verdulerías y locales de servicios muestran una caída sostenida de ventas desde abril, que se profundizó durante el invierno.“El precio del queso puede haber subido poco, pero si antes vendía tres hormas por semana y ahora vendo media, ¿de qué sirve?”, explica un comerciante del barrio Los Aromos.
“La gente entra, pregunta precios y se va. No es que no les conviene: directamente no pueden”, dice una empleada de una perfumería céntrica. “Nunca vi este nivel de quietud. Ni en 2001, ni en 2018. Es otro tipo de crisis: no hay plata en la calle”, sostiene un remisero con varios años de experiencia. Incluso comercios que históricamente resisten mejor —como carnicerías o almacenes— reconocen que el ticket promedio bajó drásticamente. Se compra menos, se fracciona más y se prioriza lo indispensable.
Lo que dicen los números (y lo que no)
La baja en el ritmo inflacionario tiene múltiples factores, pero el más visible en el plano local es el desplome de la demanda. Con salarios congelados, jubilaciones que no alcanzan y tarifas en alza, los vecinos han restringido consumos esenciales.
Según la CAME, las ventas minoristas cayeron un 18,7% interanual en septiembre en el interior bonaerense. En Alimentos: hay productos que se estabilizaron en precios, pero su volumen de venta es el más bajo desde la pandemia. Y los créditos al consumo: se derrumbaron más de un 30% respecto al mismo mes del año anterior, lo que refleja la pérdida de capacidad de compra a plazos. El resultado: comercios abiertos con luces apagadas para ahorrar energía, promociones que ya no seducen y locales vacíos un sábado a la tarde.
La gestión Milei ha centrado su política económica en el ajuste fiscal y la emisión cero, lo que, combinado con el freno de la obra pública y la eliminación de subsidios, ha repercutido directamente en el bolsillo de los sectores medios y bajos.
En 9 de Julio, esto se traduce en menos changas y horas extras, atrasos en pagos de servicios y alquileres y en aumento de pedido de la asistencia social municipal.
“La inflación baja, sí. Pero porque nadie puede pagar nada. Esto no es estabilización, es parálisis”, resume un contador local que asesora a pymes y comerciantes.
Con las elecciones legislativas a la vista, el oficialismo nacional busca consolidar su relato de éxito económico. Pero la desconexión entre los indicadores que muestra el Gobierno y la experiencia cotidiana de millones de argentinos podría generar una reacción contraria en las urnas.
En distritos como el nuestro, donde las crisis se sienten en la economía doméstica mucho más que en las titulos de los medios, el humor social está lejos del optimismo. Por último la estadística es clara: la desaceleración de la inflación es, sin duda, una buena noticia para cualquier economía. Pero cuando esa baja se explica más por la falta de consumo que por una mejora estructural, la noticia se transforma en alerta.
En 9 de Julio, los comercios vacíos y los bolsillos flacos hablan con más claridad que los gráficos. Y mientras el Gobierno celebra el dato de inflación, miles de vecinos miran la góndola, hacen cuentas y se vuelven con las manos vacías.
Fuente: https://www.semanarioextra.com.ar/bolsillos-flacos-comercios-vacios/